sábado, 7 de septiembre de 2013

PREGUNTAS SELECTIVIDAD 1 PUNTO


LOS  CONCEPTOS DE 2º BACHILLERATO

1. AL-ÁNDALUS

Se denomina Al-Andalus a la etapa histórica  y al territorio de la Península Ibérica que desde el 711 a 1492 estuvo bajo control musulmán.

Tras la invasión en el 711, los musulmanes dominaron en sólo ocho años casi toda la Península, excepto algunas zonas inaccesibles del Norte. En la España musulmana se pueden distinguir tres etapas históricas: 1ª Los  Emiratos: el  dependiente de Damasco (711-755),  el Emirato independiente (756-929), creado por Abd al Rahmán I, 2ª el  Califato de Córdoba (929-1031), creado por Abd al Rahmán III (912-961) bajo cuyo reinado Al-Ándalus alcanzó el mayor esplendor y 3ª) Reinos de taifas (1031-1492), etapa que supuso la disgregación de la unidad califal  en múltiples reinos y  que terminó con la conquista por los Reyes Católicos del último, el de Granada, en 1492.
Los soberanos andalusíes ejercieron un poder absoluto, concentrando la máxima autoridad política y religiosa
La sociedad andalusí era fundamentalmente urbana y presentaba una gran variedad étnica (árabes, bereberes, sirios, eslavos), religiosa (musulmanes, muladíes, mozárabes, judíos) y sociales (libres y esclavos). Cabe destacar la importancia que tuvieron las ciudades Córdoba  fue un gran centro cultural, sobre todo durante la época del Califato

Su  economía  estaba basada en el comercio, una agricultura de regadío y la difusión de nuevos cultivos (agrios, arroz, algodón, azafrán) y una gran actividad artesana.

 Su cultura estuvo influida por la religión, que impregnaba toda la vida pública. Tras ocho siglos de convivencia más o menos pacíficos. La cultura  islámica dejo huella. Actuaron como   transmisores de conocimientos, sobre todo del mundo helenístico y del Oriente, nuestro léxico todavía conserva palabras de origen árabe y la huella de su arte se aprecia en construcciones tan notables como la mezquita de Córdoba, la Alambra de Granada o la Aljafería de Zaragoza.

2. LA REPOBLACIÓN CRISTIANA

La repoblación fue un proceso de colonización y puesta en explotación de las tierras cristianas de Al-Ándalus que habían sido reconquistadas por los cristianos. Las modalidades de repoblación dependieron de las situaciones de las zonas ocupadas y fue posible por el aumento demográfico europeo de los S.XI al XIII. En el valle del Duero y norte de Cataluña se dio la presura o aprisco que consistió en la ocupación de zonas despobladas,    tuvo carácter popular. Entre el Duero y el Tajo se dio la repoblación concejil que suponía la formación de ciudades amuralladas con una importante extensión de tierras. En los lugares donde se mantuvo a la población musulmana se potenciaron núcleos de población nueva como en Zaragoza, en las zonas peligrosas como los Valles del Guadiana, Turia y Júcar, la repoblación fue dirigida por las Órdenes Militares. En Andalucia se dieron los repartimientos de tierras entre la nobleza, las Órdenes militares y la Iglesia. Las consecuencias fueron la formación de grandes latifundios en el centro y sur de la Península y pequeñas y medianas propiedades en el norte. Esta estructura de la propiedad de la tierra se mantuvo con ligeras modificaciones hasta el S.XIX.
Los documentos jurídicos básicos para organizar la repoblación fueron las cartas pueblas donde figuraban las normas que regirían y los  privilegios que se concederían a los repobladores. En determinadas tierras de frontera se otorgaban cartas de población y fueros, en los cuales se concedían ventajas y facilidades a quienes fuesen a poblar las tierras de frontera. Suelen allí fijarse los límites de los términos, las condiciones de acceso a la tierra, la concesión de franquicias y unas normas básicas sobre la vida municipal. Los fueros- a veces incluyen la primitiva carta de población- son instrumentos jurídicos, otorgados por los monarcas, que regulan la vida local. En Aragón, a partir de 1247, se produjo un proceso de unificación que dará lugar a los “Fueros de Aragón”, normas legales emanadas del Rey con las Cortes

3. MUDÉJARES  Y  MORISCOS

Los mudéjares eran la población musulmana que pudo permanecer en algunos territorios de la Península después de la reconquista cristiana. Necesidades económicas y demográficas y la presión nobiliaria hizo que los reyes cristianos los aceptaran bajo ciertas condiciones.
A lo largo de los siglos hubo una coexistencia respetuosa entre cristianos y musulmanes. No obstante son poblaciones sometidas a una cierta segregación social, viven en aljamas y soportan unas cargas fiscales mayores que las soportadas por la población cristiana
Las zonas donde tuvieron mayor presencia fueron en áreas rurales y señoriales del valle medio y bajo del Ebro y del reino de Valencia donde eran campesinos sujetos a la tierra.
La vida de las comunidades mudéjares discurrió por derroteros pacíficos en Aragón y Valencia bajo la protección señorial, debido a la rentabilidad que suponía para la nobleza la mano de obra mudéjar.
La impronta mudéjar se aprecia en la arquitectura, con ejemplos sobresalientes en Aragón (La Seo de Zaragoza, torres mudéjares de Teruel…)
La tendencia a la uniformidad religiosa desde finales de la Edad Media y, sobre todo, después de la reconquista de Granada, que supuso la incorporación de una gran población musulmana al reino de Castilla, fomentó la presión sobre  esta minoría a la conversión que trajo como resultado una revuelta en el Albaicín, las Alpujarras y la Serranía de Ronda. En 1502, en Castilla se les obliga a la conversión o la expulsión. Las conversiones forzosas que muchos prefirieron a la expulsión fueron insinceras y no produjeron una transformación de sus hábitos culturales. En Aragón y Valencia la conversión forzosa se produjo años después. A partir de la conversión los mudéjares pasan a denominarse moriscos.
Las tensiones producidas por las conversiones forzosas y el mantenimiento de sus usos y costumbres que chocaban con las comunidades cristianas, y ante nuevas medidas restrictivas se produjo una nueva revuelta en las Alpujarras en 1568. La revuelta fue sofocada en 1570 y tuvo como consecuencia la deportación de un contingente de moriscos granadinos a Castilla, Extremadura y Andalucía. En 1582 se consideró en firme la expulsión aunque  no se llevo a cabo por la situación internacional. Finalmente, en 1609, durante el reinado de Felipe III fueron definitivamente expulsados, alegando su condición de malos cristianos y de potenciales aliados de los turcos Una desacertada medida política que causó graves daños económicos y demográficos sobre todo en Aragón y Valencia, al dejar multitud de pueblos vacíos que fue necesario repoblar

4. El trabajo de los indígenas americanos tras la conquista: LA  ENCOMIENDA
 Los españoles en América aspiraban, entre otras cuestiones, a sacar rendimiento de la conquista y esto no se podía hacer sin el trabajo de los indígenas. Sin embargo, una buena parte de éstos, no habituados al trabajo regular, no estaban dispuestos a trabajar voluntariamente, por lo que fue necesario obligarles. La utilización de la mano de obra indígena se hizo a través del sistema de encomiendas. La encomienda de origen bajoromano era un sistema intermedio entre el feudalismo europeo y el caciquismo indígena. Cuando se hacía el reparto de tierras entre los conquistadores, se distribuían con ellas indios para su cultivo, los cuales se encomendaban a la custodia del encomendero que era el nuevo propietario de la tierra. Así ocurrió en las Antillas, mientras en el continente, fundamentalmente, en lugar de repartir indios, se adjudicaron a los encomenderos los tributos de un cierto número de indígenas Teóricamente la encomienda se basaba en principios que no podían ser más humanos: el encomendero debía de evangelizar al indio, no podía considerarlo como un vasallo, tenía que respetar sus bienes propios y jamás podía tratarle como una cosa, ni inferirle malos tratos. Pero la realidad era muy otra, la codicia de los colonos hacía que el sistema fuera una simple explotación de los indígenas. De ahí la actitud crítica que adoptaron algunos religiosos, entre los cuales sobresale Antonio de Montesinos y Fray Bartolomé de las Casas que influyó en la actuación de la Corona que a través de las denominadas Leyes de Indias que ponían el acento en el respeto a los aborígenes, aunque con escasos resultados. No obstante, en 1542 se publican las famosas Leyes Nuevas, que prohibían los servicios personales de los indígenas encomendados y preparaban la abolición del régimen, determinando que ninguna encomienda podía ser vendida o heredada. Esta ley provocó violentas sublevaciones en Nueva España (Méjico) y en El Perú. La Corona tuvo que ceder, excepto en la abolición de los servicios personales sustituyéndolos por un tributo. Esta situación se mantuvo hasta el S.XVIII.
 5. LA  INQUISICIÓN  ESPAÑOLA (1478-1834)
La Inquisición romana o medieval fue un tribunal eclesiástico encargado de la persecución de la herejía creada en 1233 por el papa Gregorio IX.  La Inquisición española que se instauró en Castilla en 1478 y en la Corona de Aragón en 1483, iba a ser la que denominamos como Inquisición Española o Tribunal del Santo Oficio y se diferenció de la anterior por su relación con el poder político, por la estatalización de la represión religiosa y por su larga duración.
La tolerancia y coexistencia pacífica entre las tres religiones (judía, cristiana y musulmana) se rompió durante los S.XIV y XV, sobre todo con los judíos. El enrarecimiento de la situación iba en aumento y los Reyes Católicos consideraron la medida de expulsión o conversión en 1492.  El tribunal del Santo Oficio tuvo como fin la vigilancia de la ortodoxia y la sinceridad de la conversión al cristianismo de los judeoconversos o marranos. La organización de la institución estaba totalmente jerarquizada y centralizada, a la cabeza se encontraba El Consejo de la Santa y Suprema Inquisición al frente del cual estaba el Inquisidor General, que dirigía y coordinaba una serie de tribunales provinciales.  En los primeros tiempos de su fundación se dedicó a perseguir a los judaizantes, también se dirigió contra las manifestaciones de brujería. En el S.XVI, los protestantes y cualquier disidencia heterodoxa, durante el S.XVII, la Inquisición adquiere un papel de control social, de vigilancia de las costumbres y de la moralidad  de la sociedad. Durante el S.XVIII, ya muy decadente, su actividad se dirigió contra la recién nacida masonería y a impedir la propaganda de los revolucionarios franceses. Fue abolida definitivamente en 1834.    
6. EL FIN DE LA HEGEMONÍA HISPÁNICA. LA PAZ DE  WESTFALIA
 Durante los reinados de Carlos I y de Felipe II quedó firmemente asentada la hegemonía de España en Europa y el Mediterráneo. El reinado de Felipe III transcurre en calma, pero en el de Felipe IV el declive en Europa será un hecho. En el interior hubo de hacer frente a las rebeliones de Cataluña y Portugal. En el exterior, los fracasos de la Guerra de los Treinta años , que la Paz de Westfalia pone fin  (1618-1648) y con ella a las guerras de religión que habían asolado Europa desde 1517.Los motivos del conflicto fueron de índole religioso: catolicismo frente a protestantismo y político: el enfrentamiento entre la monarquía francesa y sus aliados contra el poder de la casa de Austria, en sus dos ramas, la alemana y la española. Francia contó con el apoyo de las potencias protestantes como Alemania, Holanda, Dinamarca y Suecia. Westfalia  significó la derrota de los Austrias y su idea de Europa como un estado cristiano, la desintegración política del Imperio alemán,  la consagración del principio de libertad religiosa y del equilibrio europeo en las relaciones internacionales. Se consagraba un nuevo orden en Europa en el que Francia adquiría una clara preponderancia.
España excluida de los acuerdos de esta paz tuvo que firmar con Holanda la Paz de Münster (1648) por la que se reconocía lo que ya era un hecho desde hacía años: la independencia de dicho territorio. España continúo la guerra contra Francia hasta la Paz de los Pirineos (1659) que acabará con la entrega a Francia de Rosellón, Cerdaña y varias plazas de los Países Bajos y la aceptación de la superioridad francesa. España perdía la hegemonía europea,  a favor de Francia.
7. LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA. FIN DEL FORALISMO
La muerte de Carlos II (1-XI-1700) sin descendencia dio lugar a la Guerra de Sucesión (1701-1714) por la que se disputaban la Corona española el archiduque Carlos de Austria y el príncipe francés Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, el monarca más poderoso de Europa en ese momento. Carlos II había elegido como heredero a Felipe un poco antes de morir, pero ante la prepotencia mostrada por el monarca francés, el rey Sol, se constituyó en Europa una gran alianza, que defendía la candidatura al trono de España del archiduque. Fue una guerra de todos contra Francia. La dimensión civil de la contienda dividió  España entre los que apoyaban al francés, Castilla, y los que lo hacían al austriaco, la Corona de Aragón. La razón del apoyo de la Corona de Aragón al archiduque se debió a que consideraban que respetaría los fueros, mientras que la tradición centralista de Francia podría no respetarlos.
La nueva dinastía Borbón siguiendo su tradicional política centralista y uniformadora realizó una nueva reorganización del estado: la abolición de los fueros de la Corona de Aragón mediante los denominados Decretos de Nueva Planta. Estos decretos se impusieron en 1707 en Aragón y Valencia, en 1715 en Baleares y en 1716 en Cataluña. Con ellos se desmantelaban las instituciones propias de la Corona de Aragón. Sólo vascos y navarros mantuvieron sus instituciones como premio a la fidelidad a Felipe V durante la guerra.
Las nuevas leyes que se introducían suprimían los Consejos y Cortes territoriales, se pasaba de la denominación de reinos a provincias, se sustituyó al virrey por un capitán general, se imponía un nuevo sistema tributario y  se prohibía el uso de las lenguas propias en asuntos oficiales. De este modo todo el territorio de la monarquía quedaba sometido a la administración central. Se conservó el derecho civil en Aragón y Cataluña y se mantuvieron las lenguas propias a nivel privado.
8. LA ILUSTRACIÓN
        Movimiento intelectual e ideológico surgido en la Europa del siglo XVIII, basado en el racionalismo (confianza en el poder de la razón), en el utilitarismo, en la defensa de la educación y en la difusión de los conocimientos científicos, así como del progreso técnico. Los ilustrados eran reformistas, afirmaban la tolerancia religiosa, defendían la libertad de pensamiento y de expresión, se oponían al mantenimiento de los privilegios, critica­ban el poder clerical, censuraban la excesiva influencia política y educativa de la Iglesia, rechazaban las supersticiones y denunciaban los prejuicios tradicionales.
        La introducción de las ideas ilustradas en España fue lenta y tardía, sin duda por la falta de una pujante burguesía y la resistencia de sectores eclesiásticos y aristocráticos. Los ilustrados españoles fueron una minoría, que participó de las inquietudes europeas, oponiendo la razón a la tradición. Lo peculiar fue en intentar compatibilizar la crítica y la razón, por un lado, con la tradición cristiana, por otro. Ésta minoría de ilustrados (Feijoo, Campomanes, Jovellanos, Mayans, Aranda, Olavide, Floridablanca…), analizaron la problemática de la nación y propusieron reformas con el objetivo de superar: las supersticiones de la cultura popular, alimentada con mitos y leyendas, el desprestigio de las actividades artesanales y mercantiles, la debilidad de la agricultura, la mala distribución de la tierra y los privilegios de la Mesta, el desinterés por la ciencia y la técnica y los abusivos privilegios de la Iglesia y de la nobleza y su resistencia a los cambios. Constituiría la base intelectual de las reformas llevadas a cabo por los primeros Borbones, en especial por Carlos III.
Para mejorar la situación plantearía:
·        El empleo de la razón y la crítica, rechazando lo pernicioso e inútil (determinados espectáculos públicos, ciertas prácticas religiosas…)
·        El fomento de la economía nacional (agricultura, industria y comercio)
·        El desarrollo del conocimiento científico y de la educación
La política reformista española actuó en dos frentes: La política eclesiástica y la económica. En cuanto a la primera, Carlos III dio un impulso al regalismo regio, que suponía la supremacía real sobre la Iglesia, esta política culminaría con la expulsión de la Compañía de Jesús (1767) y el intento de controlar a la Inquisición. Y en cuanto a la política económica y el atraso económico español, por vez primera se intenta una reforma agraria, que al afectar a los intereses de los privilegiados apenas tendrá resultados, a pesar de ellos se colonizaron zonas despobladas (Sierra Morena), intento de aumentar el número de pequeños campesinos, supresión de los privilegios de la Mesta y realización de obras hidráulicas (Canal Imperial de Aragón); en el comercio exterior se dio apoyo a las compañías comerciales, se decretó el librecomercio con América (1778) y se practicó el proteccionismo con la artesanía, creándose manufacturas reales.
Entre las preocupaciones de los ilustrados está la educación, pues sólo la cultura podía sacar al país del atraso. En este terreno se enfrentaron a la Iglesia, que controlaba la educación, y defendieron la necesidad de una enseñanza útil y práctica, abierta a las nuevas ciencias y a las novedades del extranjero. Para fomentar  el desarrollo científico y educativo se favoreció la creación de Academias, instituciones de enseñanza superior, Sociedades Económicas de Amigos del país y los consulados. A pesar de estos intentos, las reformas apenas afectaron a la sociedad, que no modificó su estructura, a pesar de la publicación de la real cédula del 18 de marzo de 1783, que declarará a todos los oficios honestos y honrados  y compatibles con la nobleza, lo que supondría un primer paso para el cambio de mentalidad.    
La Historiografía conservadora ha visto a la Ilustración como la importadora de todos los males de España. Actualmente, se considera que en el s. XVIII se echaron los cimientos de la modernización del país y sentará las bases para la aparición del pensamiento liberal que triunfará en el siglo XIX.
9. LOS SEÑORIOS
El señorío supone el dominio sobre tierras y hombres, delegado por el rey en otras personas o colectivos. Es una institución es una institución propia de la Edades Media y Moderna en la que su titular acumula en su territorio los siguientes elementos: jurisdicción, renta y, en ocasiones, patrimonio. De acuerdo a la titularidad, individual o colectiva, laica o eclesiástica, se habla de: infantazgos o señoríos de hijos de rey (infantes); señoríos de las OOMM; los abadengos; la behetría, lugares en los que sus habitantes designaban voluntaria y temporalmente a su señor; y nobiliarios o solariegos.
En términos jurisdiccionales significaba un traspaso de ciertas competencias públicas de la corona hacia un particular, para que las ejerciera en un determinado territorio. En virtud del señorío jurisdiccional los señores nombraban a las autoridades locales, ejercían la justicia y cobraban tributos. Era una fuente de poder político y económico.
El señorío jurisdiccional va acompañado de la existencia de derechos de propiedad sobre una parte de la tierra, lo que se traduce en el cobro de unos cánones por el uso de la misma por parte del campesinado.
 Los señoríos se originan en la Edad Media, las razones son variadas: durante la edad media respondían a mercedes reales por participar en la reconquista, a partir del siglo XVI por las necesidades de hacienda de obtener recursos, por lo que no se habla de donación sino de ventas, se enajenan tierras d realengo, (lo inicia Carlos I con la venta de los bienes de las Órdenes Militares). El resultado fue  que miles de pueblos quedaron fuera de la autoridad directa de la corona
El desmantelamiento final de los señoríos se produce con el régimen liberal, en el que en base a su principio teórico de igualdad, buscó una organización territorial sobre una uniformidad administrativa que pasaba por la abolición de los señoríos, unas leyes comunes de aplicación general a todos los territorios e individuos y la liberalización de la propiedad mediante la desamortización y la desvinculación. El proceso se inicia en las Cortes de Cádiz y culmina con la ley de 1837, que consolidaba la propiedad privada y homogenizaba jurisdiccionalmente todos los territorios, lo que suponía la abolición del señorío.
10. CARACTERÍSTICAS  DEL  ANTIGUO  RÉGIMEN
La expresión Antiguo Régimen designa al periodo de la historia anterior ala Revolución Francesa, a las revoluciones liberales y ala industrialización.  Es el periodo comprendido entre finales del S. XV y finales del S. XVIII. En España, durante este periodo se suceden dos dinastías: Los Austrias y Los Borbones y es la época en la que España desempeñó un papel fundamental en la historia europea.        
Desde el punto de vista político se produce el nacimiento de la monarquía autoritaria y su evolución hacia la absoluta, la primera representada por los Austrias y la segunda por los Borbones. Dicha monarquía absoluta se encuentra mediatizada por la fuerte presencia de la Iglesia en la vida pública (regulación del matrimonio, importancia de la jurisdicción eclesiástica, diezmos, primicias…) y la existencia de instituciones representativas de los distintos estamentos (Cortes)
 La economía es fundamentalmente agraria, con gran presencia de la nobleza y la Iglesia como propietarios. Además, los patrimonios de la nobleza están vinculados, no pueden venderse (mayorazgos), lo que dificulta el acceso a la tierra de los campesinos. Un buena parte d e los campesinos vivían en señoríos, sometidos a la jurisdicción de los señores y debiendo abonar los correspondientes tributos por el uso de la tierra. La industria es artesanal y el comercio tiene serios obstáculos debido a la lentitud y carestía de los medios de transporte.
Desde el punto de vista social el Antiguo Régimen se caracteriza por ser una sociedad estamental, es decir, una sociedad caracterizada por la desigualdad refrendada por la ley. La sociedad se divide en tres estamentos: nobleza, clero y estado llano. La nobleza es la poseedora de los grandes latifundios y tiene reservados para sus miembros los altos cargos militares y diplomáticos, no paga impuestos y es la máxima exponente del prestigio social. El clero lo componían todos los que se dedicaban a la vida religiosa. Eran también poseedores de grandes riquezas, sobre todo de propiedades territoriales. Entre sus actividades se encontraba la enseñanza y la asistencia social. Ejercían un gran poder ideológico sobre la sociedad. Los no privilegiados eran un grupo muy heterogéneo sobre el que recaía la gran carga impositiva de la presión fiscal. Se puede dividir en dos grandes grupos: las clases urbanas y los campesinos.
Su fin llegó con la irrupción de liberalismo y el triunfo del capitalismo.




LA CONQUISTA MUSULMANA



eL EMIRATO



LA RECONQUISTA


AUTO DE FE



PARODIA SOBRE LA INQUISICIÓN (MONTY PITT0N)



LAS ENCOMIENDAS


1630-1648



LA GUERRA DE SUCESIÓN


LA PAZ DE UTRECH


LA ILUSTRACIÓN


ECONOMÍA ESPAÑOLA EN EL XVIII


LA POBLACIÓN ESPAÑOLA EN EL XVIII


LA EXPEDICIÓN DE MALASPINA

1 comentario:

  1. Hola, me voy a presentar ahora en Junio a la selectividad y la verdad que es un alivio haber encontrado unos apuntes tan buenos, estoy estudiando de ellos y espero sacar buena nota. Un saludo.

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